La población prehispánica o población inca, no estaba familiarizado con el concepto abstracto de Dios, es por ello que su religión no era monoteísta, sino, mas bien existían muchas divinidades locales, regionales y panregionales. Es por ello su distinta forma de ver el mundo (la dualidad). La religión inca comienza con la creencia de los mitos de origen de los distintos pueblos, en ellos se relata como distintas divinidades nacen o surgen de manantiales, cerros, lagunas o cuevas. Es debido a ello que la mayoría de sus dioses representaban elementos de la naturaleza.
Los obligados y encargados de mantener la religión y sobrellevarla era el ‘Estado’, es decir, el mismo inca o jefe supremo (hijo del sol y dios viviente) y sacerdotes (parientes cercanos a los incas). Los fines principales de la iglesia eran el incremento de las reservas alimenticias y curación de los enfermos.
Según sus creencias el dios supremo era Viracocha creador de la naturaleza, se dice que habría salido del lago Titicaca e inmediatamente había hecho aparecer el sol y
Entre otros dioses, estaba el dios del Trueno o Illapa, según relatos, la autora indica que “Era un hombre que estaba en el cielo armado con una honda y una porra y que tenia el poder de hacer llover, granizar y lanzar truenos, además de dominar todo lo que pertenecía a la región aire donde se hacen los nublados”. Asimismo, se señala que el trueno era la huaca principal para todos los indígenas del Perú y le ofrecían en sus sacrificios niños y llamas. El planeta Venus también fue importante para su religión, pues consideraban que cuidaban a los humanos. La diosa de la tierra Pachamama o Madre Tierra eran muy importantes para la religión incaica pues esta diosa cuidaba de la agricultura, un sector muy importante en esa época, pues era la base del reino y sustento del pueblo inca 1.
De la misma manera que los dioses antes mencionados, Pachacámac, cuyo templo se ubica en Lurín, era considerado según los cronistas como el dios más importante de la costa central, se creía que a través de los movimientos telúricos daba vida a la tierra.
Los agradecimientos, pedidos u ofrendas a los dioses se colocaban en altares que eran llamados huacas (en veneración a los distintos dioses naturales). Asimismo, en ese tiempo, existían santuarios de piedra para orar llamados apachetas. Lo significativo y llamativo de la veneración religiosa incaica era que se desarrollaban al aire libre, en los centros ceremoniales donde se reunían muchas personas del ayllu para venerar al dios en mención.
Por ello, la complejidad religiosa se resume en la veneración al padre e hijo del dios Inti y a otras deidades naturales que importaban o tenían un cambio significativo para el desarrollo del pueblo inca.
1 comentario:
buen informacion
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